Más allá de los continentes y océanos, existe un lugar en el que todos los sabores se hacen uno.
No solo de arroz viven en Asia y eso está cada vez más claro cada vez que vemos esas reinterpretaciones de alta cocina gastronómica de sus platos más tradicionales. No obstante, hay un país que es uno de los mejores en cuanto a gastronomía se refiere pero lo más importante es que en él se come barato. Calidad y precios asequibles hacen que nos enganchemos a sus platos más típicos. Sus sabores picantes, sus verduras, sus carnes, sus pescados, sus sopas aromáticas…Indudablemente si tenemos que viajar ¿Qué mejor motivo que el de probar nuevos sabores? No hay mejor forma para empezar el viaje que eligiendo Tailandia.
Entre Vietnam, Birmania y Malasia se encuentra este pedacito de sensaciones, un pedacito que nos espera con las puertas abiertas. Ya sea desde los puestos urbanos de comida casera o fruta y verdura hasta los restaurantes de lujo de Bangkok, estamos sin duda ante un país de contrastes. Su exquisita cultura hace que los tailandeses demuestren esos contrastes en su comida y en la manera de cocinar platos tan originales como tortillas de ostras, arroz frito o ensalada de papaya.
Antes de nada vamos a hablar de la pieza clave en sus dietas. Estamos hablando de esos fideos largos parecidos a los spaghettis llamados noodles. Hay miles de maneras de preparar los noodles y es en parte por lo bien que “combinan” con todo. Nos los encontramos en la sopa, salteados, transparentes (sí, sí, has oído bien), con carne, con vegetales, con pescado… Como están muy sabrosos y ricos es difícil evitar no visitar los monumentos más importantes del país con un cuenco repleto de ese tipo de pasta larguirucha y unos palillos, porque además los sirven en cualquier parte y por menos de un euro.
Empecemos este recorrido gastronómico con su plato estrella: el Pad Thai. Este plato tan querido por los turistas como por los propios tailandeses se compone de noodles) fritos con huevo, brotes y salsa de soja, pollo, gambas o tofu y de condimentos tenemos cacahuetes, chili, lima y azúcar. Sin embargo la receta original cuenta con un par de más ingredientes para prepararlo en wok: fideos de arroz, salsa de tamarindo, pimientos verdes y rojos, salsa de pescado (o caldo de pescado), gambas, pollo en trozos, salsa de soja, tofu, cilantro, y cacahuates. Es un plato curioso porque en su país natal es seco y menos consiste que el que se prepara en los restaurantes de Occidente, que es más pesado y aceitoso, pero en ambos sitios siempre se añaden rodajas de lima y zumo de frutas. Como curiosidad tenemos que decir que en algunas localidades de Tailandia se decora con flores de banana y maníes en trozos espolvoreados.
En cuanto a pescado nos encontramos con algo tan curioso como picante, el Pad Man. En este caso Tailandia nos sorprende con pastelitos hechos con pescado, curry, especias y lima. Además no nos tenemos que olvidar del Hoy Tod (tortilla de ostras, cilantro y menta que están deliciosas) o del Pad Pak Bung Fai Daeng (espinacas salteadas en salsa de ostras, un plato que se puede servir para acompañar carnes o pescados aunque es normal ver a gente desayunándolo).
Si lo que prefieres es carne te recomendamos dos platos. El primero es el Kai Muang, un wok compuesto de pollo con anacardos, salsa de soja y verduritas. El segundo se llama Geang Keow Ean Gai y, aunque también pique bastante, el sabor del curry de pollo y especias estofadas en leche de coco harán que se te olvide que estas fuera de casa.
Otros platos más clásicos son el arroz salteado con cebolla, soja, verdura, huevo y tofu Khao Pad Goong, la sopa de gambas, tomate, lima, lemongrass y setas Tom Yum Goong, el curry Massaman con pollo y patatas o la ensalada de papaya, tomates y cacahuetes Som Tam Thai.
Como supongo que estos nombres tan raros y extraños te están haciendo tener dolor de cabeza y a la vez hambre, es hora de que acabemos hablando de sus postres. Al final de este recorrido esperemos que te relajes mirando uno de los templos budistas más conocidos, conocido como el Buda de Oro, mientras saboreas un plato de plátano con leche de coco o el dulcísimo mango con arroz pegajoso lleno de leche de coco.
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