Al norte de España, en la provincia de Navarra, se encuentra la ciudad de Pamplona, también conocida como Iruña en Euskera. Distinguida por las fiestas de San Fermín que van del 6 al 14 de julio, esta pequeña ciudad mantiene la memoria de la presencia romana, germana y musulmana-árabe que se atisba en la arquitectura del Casco Viejo: con solo recorrer sus calles se deleita la vista. Parte de la historia de Pamplona se revela también en las antiguas murallas que la rodean. El rincón del Caballo Blanco es el punto ideal para obtener el mejor paisaje del contraste entre la nueva y la antigua Pamplona. Incluso, para conocer más a fondo su historia se puede ir al Centro de interpretación de las Fortificaciones de Pamplona. De lo contrario, se puede caminar por entre las murallas para empaparse de su monumentalidad.
Los espacios públicos son protagónicos en la ciudad. Se encuentran una gran variedad de parques: el de la Media Luna, el Yamaguchi –un jardín japonés que rememora el hermanamiento de Pamplona con Yamaguchi, Japón, desde 1988– y los jardines de la taconera donde se ve la hermosa fauna y flora que llena de vida ese espacio de la ciudad. Caminar por los puentes y la orilla de los ríos que cruzan la ciudad es otra manera de disfrutar de Pamplona al mejor estilo de los y las pamplonicas. A las afueras del Casco Viejo se encuentra la Ciudadela de Pamplona que se erige por fortificaciones renacentistas con forma pentagonal que servían de defensa militar. Por esta zona se encuentra el Baluarte, el parque de la Vuelta del Castillo y algunas salas de exposiciones.
El Casco Viejo por sí solo provee los mayores atractivos turísticos de la ciudad. El Ayuntamiento, el punto histórico de la ciudad donde se da inicio a las fiestas de San Fermín con El Chupinazo, es un buen punto de partida. Al mirar con atención el espacio, en el sueño se encuentran los grabados de unas pequeñas conchas que señalan el paso de los peregrinos que realizan el Camino de Santiago. Por sus cercanías se encuentra el Archivo General de Navarra, el Museo de Navarra y el Palacio de Navarra. Desde allí también se puede hacer el recorrido del Encierro comenzando por la calle Santo Domingo, pasando por el Ayuntamiento, la calle Mercaderes y la calle Estafeta hasta llegar a la Plaza de Toros. Otros sitios de interés son la Iglesia de San Nicolás que da con el Paseo de Sarasate, la Iglesia de San Saturnino, la iglesia de San Lorenzo y la Catedral de Santa María la Real.
Por último, la plaza del Castillo es el lugar ideal para disfrutar de los hoteles, tiendas, bares y restaurantes que le dan vida nocturna a la ciudad. Los pintxos de pamplona, acompañados de una caña, son una verdadera exquisitez: desde croquetas de jamón hasta tostadicas con pulpo a la gallega, son el deleite ideal para todos los paladares.
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