Si existe una región en España distinguida por su cultura, su tradición, su lengua y su historia esa es Galicia. Cuatro provincias conforman una de las Comunidades Autónomas más populares, reconocidas y visitadas de la Península Ibérica. En este post nos centraremos en hablar de Lugo, una de las joyas del noroeste español.
Una de las peculiaridades que distingue a la ciudad de Lugo es su impronta romana. La que fuera la civilización mayoritaria que habitó hace siglos esta ciudad ha dejado resquicios en cada esquina de los que pueden disfrutar turistas y lucenses. Tanto es así, que es la capital de provincia que más y mejor conserva la herencia romana. Prueba de ello es su vieja muralla, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Tal es el prestigio y reconocimiento de esta milenaria muralla que puede presumir de ser la única construcción romana de este tipo capaz de alzarse con tal distinción. Una muralla que, a modo de frontera, estrecha los límites de lo que es la ciudad de Lugo. 10 son las puertas que tiene este kilométrico muro, sirviendo así de acceso a distintas zonas y barrios de la capital lucense.
Entre las entradas más simbólicas lucense.de la muralla destacan la Puerta del Carmen, comúnmente conocida como Porta Miñá, la Puerta Nueva, la Puerta de San Pedro o la Puerta de Santiago.
Otras de las construcciones monumentales más características de la ciudad de Lugo son su Catedral y el Palacio Episcopal, ambas situadas en la misma plaza.
Y como no todo va a ser andar y visitar templos y rincones, Lugo también es un espacio único para los amantes de la gastronomía y de la cultura del tapeo. Así lo muestra una conocida expresión popular muy extendida en la ciudad: “y para comer, Lugo”. Entre las calles de la Cruz o Rúa Nova turistas y locales pueden degustar los platos estrella de la gastronomía lucense, entre los que podemos mencionar las carnes rojas, el lacón con grelos (carne de cerdo con verdura típica de la zona), los quesos de tetilla y el pescado o marisco fresco originario de la provincia. Y es que, a pesar de que una de las peculiaridades de la provincia lucense es su costa, la ciudad de Lugo se encuentra a más de 80 kilómetros de distancia del mar.
No obstante, Lugo cuenta con otro tesoro natural dentro de los límites de la ciudad. Desde el parque de Rosalía de Castro, una de las mayores zonas verdes de la capital, podrás disfrutar de la simpar vista panorámica que brinda el Valle del Miño, lugar que alberga el Balneario de Lugo, popular por sus aguas termales. Este maravilloso rincón del interior de Galicia está declarado Bien de Interés Cultural.
Ya sabes, si quieres una escapada única e inolvidable, no busques más. Lugo es tu próximo destino.
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