¿Qué hacer si solo disponemos de 48 horas en Bruselas? Lo primero es preparar la mochila y disponernos a descubrir esta maravillosa ciudad flamenca, ¿y por qué flamenca? Pues porque el flamenco es uno de los idiomas más hablados en la capital, pero no os preocupéis, también hablan francés, alemán y neerlandés, aparte del inglés, que lo suelen dominar a la perfección, así que si chapurreáis un poquito de algún otro idioma, podréis defenderos bien.
Bruselas es la principal sede administrativa del Parlamento Europeo, y es por esto que nuestro primer día comenzará por visitarlo. Si cogéis el metro llegaréis a Schuman, donde al salir nos encontraremos con el Barrio Europeo, en el que se encuentra el Parlamento Europeo. Si os interesa cómo funciona el podéis visitar gratuitamente el Parlamentarium. No muy lejos, al final de la Rue de la Loi, podemos ver el Parque Cincuentenario, uno de los lugares más representativos de Bruselas. Destaca el Arco del Triunfo, que nos puede recordar a la Puerta de Brandeburgo de Berlín. Allí también podemos encontrar el Museo de Historia Militar, el Museo Cincuentenario y el Autoworld, una exposición que alberga coches de todas las épocas.
Más tarde, nos cogeremos el metro hasta la Gare Central para dirigirnos al Mont des Arts, desde donde disfrutaremos de unas vistas fabulosas. A unos 10 minutos, se encuentra el Manneken Pis, símbolo de la ciudad. Muchas son las leyendas que circulan sobre esta pequeña estatuilla, la más conocida se remonta al siglo XIV, cuando Bruselas estaba sitiada por una potencia extranjera que planeaba destruir la ciudad con explosivos, sin embargo, un niño pequeño, llamado Juliaanske, frustró sus planes al orinar sobre la mecha encendida de los explosivos. Si nos entra la curiosidad, también podemos visitar a la “novia” del Manneken Pis, la Jeanneke Pis, situada en un callejón de la calle Impasse de la Fidélité.
Después, nos dirigiremos a la Grand Place, centro histórico y comercial de Bruselas, donde están el Ayuntamiento, la casa del Rey (donde podremos visitar el Museo de la Ciudad de Bruselas) y las pintorescas casas de gremios (sastres, panaderos…), además, de las Galerías Saint Hubert, adoradas por los turistas por la gran multitud de tiendas, terrazas y otros locales. Cerca de la Grand Place se encuentra el edificio de la Bolsa y la Cervecería Delirium Tremens, la más conocida de Bruselas por su gran variedad de cervezas, ¡más de 2.000!
En el segundo día podemos comenzar visitando el Parque de Bruselas, el más famoso de la ciudad. A los extremos del parque podemos encontrar el Palacio Real y el Palacio de la Nación, sede de la Cámara de los Representantes y el Senado desde 1830. A unos pocos pasos, podemos ver los Museos Reales de bellas Artes, el Museo de Instrumentos Musicales y la Iglesia de St-Jacques-sur-Coudenberg.
Antes de regresar a casa, tenemos que hacer una parada obligatoria en el Atomium, otro de los símbolos de Bruselas. Fue pabellón principal y símbolo de la Exposición Universal de Bruselas en 1958. Representa un átomo de hierro ampliado 165.000 millones de veces. Se trata de 9 esferas comunicadas entre sí por tubos. En el interior se realizan exposiciones y en la parte superior hay un restaurante. Podemos finalizar nuestra visita dando un paseo por el parque de Laeken y viendo algunos de los pabellones de la Expo.
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